Uno de los aspectos que menos me gusta de los membrillos es la capacidad que tienen para que sus hojas se estropeen durante la época de crecimiento. Manchas blancas, marrones e incluso negras hacen que un árbol que tiene una buena estampa como el que os muestro, quede totalmente deslucido. Incluso habiéndolo tratado preventivamente con fungicidas, este año estaba bastante mal.
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Así estaba este membrillo este verano |
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Hojas con manchas blancas |
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Hojas con manchas blancas, marrones y comidas |
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Manchas marrones |
Aprovechando que este año no lo he transplantado, he procedido a defoliarlo. Ya sabemos por otros artículos que para que no sigan alargándose las ramas una vez que lo hayamos defoliado y se produzca más ramificación fina, hay que quitar la yema apical. En el caso del membrillo, y por experiencia de otros años, además es importante dejar las ramas lo más cortas posibles, ya que solo brota por la última yema que hayamos dejado, y en muy raras ocasiones, alguna que le siga por detrás.
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Tras el defoliado y desalambrado |
Ya había tenido mucho alambre desde el invierno y se estaba marcando, con lo que con las ramas desnudas, procedí a quitar todo el alambre y volver a alambrar algunas ramas que lo necesitaban y el ápice. Si vais a alambrar una vez defoliado, no esperéis mucho tiempo ya que puede ocurrir que los brotes empiecen a crecer, y como están muy tiernos, nos los vayamos cargando con el alambre.
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Con los últimos retoques de alambrado (organizando ramas y ápice) |
Trabajo de defoliado y desalambrado realizado el 16/07/2014
Trabajo de alambrado realizado el 22/07/2014
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