martes, 22 de julio de 2014

Defoliado de un membrillo

Uno de los aspectos que menos me gusta de los membrillos es la capacidad que tienen para que sus hojas se estropeen durante la época de crecimiento. Manchas blancas, marrones e incluso negras hacen que un árbol que tiene una buena estampa como el que os muestro, quede totalmente deslucido. Incluso habiéndolo tratado preventivamente con fungicidas, este año estaba bastante mal.

Así estaba este membrillo este verano

Hojas con manchas blancas

Hojas con manchas blancas, marrones y comidas

Manchas marrones

Aprovechando que este año no lo he transplantado, he procedido a defoliarlo. Ya sabemos por otros artículos que para que no sigan alargándose las ramas una vez que lo hayamos defoliado y se produzca más ramificación fina, hay que quitar la yema apical. En el caso del membrillo, y por experiencia de otros años, además es importante dejar las ramas lo más cortas posibles, ya que solo brota por la última yema que hayamos dejado, y en muy raras ocasiones, alguna que le siga por detrás.
Tras el defoliado y desalambrado

Ya había tenido mucho alambre desde el invierno y se estaba marcando, con lo que con las ramas desnudas, procedí a quitar todo el alambre y volver a alambrar algunas ramas que lo necesitaban y el ápice. Si vais a alambrar una vez defoliado, no esperéis mucho tiempo ya que puede ocurrir que los brotes empiecen a crecer, y como están muy tiernos, nos los vayamos cargando con el alambre.

Con los últimos retoques de alambrado (organizando ramas y ápice)


Trabajo de defoliado y desalambrado realizado el 16/07/2014
Trabajo de alambrado realizado el 22/07/2014

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