Considero que la poda de otoño en los caducos es fundamental para el desarrollo de una buena ramificación y, sobre todo, para poder compactar el verde de nuestros pequeños árboles.
No hay un mes especial para hacerlo, ya que la podremos hacer desde Septiembre hasta Diciembre, dependiendo del estado de cada uno de nuestros árboles. Por ejemplo, este año ha sido un poco atípico, con mucho calor hasta entrado Noviembre y, de repente, ha llegado el frío, lo que me ha obligado a atrasar en algunos casos este trabajo.
El mejor momento es cuando nuestros árboles empiezan a otoñar, y señales de ésto será que comienzan a amarillear o rojear las hojas, que se van marchitando o que simplemente se van cayendo. Es importante saber que aunque las hojas van cayendo y el árbol va parando su actividad, seguirá activo por un periodo más de tiempo (2-3 semanas).
La poda de otoño solo consistirá en acortar todos aquellas ramas que han crecido demasiado, cortando por encima de una yema que será la que marque el nuevo crecimiento. Al acortar la rama, durante este periodo en que el árbol sigue activo, redirigirá toda su fuerza a estas nuevas yemas, de tal forma que en primavera le costará mucho menos brotar por las mismas. De esta manera, acortamos ramas, acercamos las masas de verde y redirigimos el crecimiento a donde veamos que es necesario.
Es importante reseñar que éste no es el momento de cortar ramas muy gruesas (poda estructural), o de rebajar tocones, ya que al entrar el árbol en reposo, las heridas no van a cerrar y es muy probable que se pudran, que nos entre algún tipo de enfermedad o simplemente que las heladas terminen afectándolo. En concreto la poda estructural prefiero hacerla en primavera, antes de que broten los árboles, y rebajar los tocones en verano, cuando ya han madurado las hojas que han crecido durante la primavera y el árbol puede dedicarse a sellar heridas (en este momento hay más flujo de sabia y tendremos que proteger los cortes con pasta selladora).
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